lunes, 15 de noviembre de 2010

El Zen de Dogen como religión II. Kosho Uchiyama

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Capítulo 2
La esencia de la auténtica religión


Si bien hasta ahora he usado la palabra religión sin darle ninguna definición, tenemos que aclarar qué es la religión. Muy a menudo esta palabra se usa de modo inexacto. Tiene, por otra parte, tantos significados distintos que no puedo proseguir sin hacer distinciones.

Las que generalmente definimos como religiones tienen su origen en los albores de la cultura humana. La importancia de la religión para los hombres primitivos nunca podrá ser bastante enfatizada. La supervivencia sobre la tierra debe haber sido para el hombre primitivo más dura que cualquier cosa que podamos imaginar. Supongo que nuestros antepasados han afrontado la adversidad de la vida de dos formas: una manera era encontrar instrumentos para la vida de todos los días, otra manera era dirigirse a través de la invocación a aquellos poderes que estaban más allá de estos medios.

Estos diferentes medios no eran sino recursos para volver la vida más simple, confortable y cómoda. Por ejemplo, el hombre primitivo debió capturar la presa con sus manos cuando iba de caza o de pesca, a continuación intentó capturar presas más grandes usando piedras, mazas, anzuelos de pescar, redes, arcos y flechas. El esfuerzo de miles de años para el desarrollo de estos medios ha llevado al nacimiento de nuestra civilización tecnológica.

Por otro lado la plegaria vuelve la mirada al poder que está más allá de los límites de estos medios y la invocación a las fuerzas que están más allá de las fuerzas humanas, fuerza a la que los hombres se enfrentan a pesar de sus constantes esfuerzos. Durante la época de la caza los hombres rezaban para capturar una buena presa y, cuando el botín era bueno, lo ofrecían a su dios o dioses. Después se comían la carne y danzaban en un éxtasis de alegría.

Con el período de las culturas agrícolas, a pesar de los esfuerzos por desarrollar nuevas técnicas de cultivo, el tiempo era el elemento crucial para una buena cosecha. Por esta razón había una fiesta en primavera para propiciar una buena cosecha antes de iniciar la labor en los campos, y otra fiesta en otoño para ofrecer la cosecha a sus dioses en señal de agradecimiento.

En los tiempos antiguos las posibilidades del hombre, en relación a los medios para la vida cotidiana, eran tan limitadas que casi todos los aspectos de la vida humana eran dejados a la invocación. El campo de acción de estas plegarias fue la primera forma de religión y, por tanto, casi todos los aspectos de la vida tenían para el hombre primitivo un significado religioso.

Podemos comprender esto leyendo las escrituras Védicas, el Antiguo Testamento, el Corán u otras escrituras religiosas. Existían ceremonias de cumpleaños, matrimonios, funerales, cultos ancestrales. Los hombres confiaban o en los oráculos de sus divinidades o en las artes mágicas; para la medicina, la astrología, las leyes, la moral, la política, la guerra, etc. y ofrecían plegarias. En consecuencia la religión controlaba todos los aspectos de la vida y tenía poder absoluto sobre el hombre.

La situación en nuestros tiempos sin embargo ha cambiado. Desde que el hombre ha conseguido un cierto nivel de tecnología científica en lo relativo a sus medios de subsistencia hemos ampliado enormemente el campo de acción del poder humano. Y ahora, en nuestra vida cotidiana, no somos ya conscientes de nuestros límites.

Mientras que en el pasado la agricultura estaba determinada casi exclusivamente por las condiciones meteorológicas, hoy en día gracias al desarrollo de la tecnología agrícola podemos contar casi siempre con buenas cosechas. Además aunque algún año tengamos una cosecha escasa no estamos preocupados por morir de hambre puesto que los productos agrícolas pueden ser adquiridos en otros países. Si hoy en día hay personas que mueren de hambre pensamos que es culpa de los gobiernos, no es un desastre natural sino una calamidad provocada por el hombre

Incluso cuando somos víctimas de desastres como epidemias, rayos, aluviones, erupciones volcánicas o terremotos, no pensamos que hayan estado causados por demonios y no pensamos en la invocación como remedio o como medio preventivo, sino que pensamos que es posible prevenir desastres así con la tecnología. Si sufrimos pensamos que nuestra tecnología es insuficiente, que hemos cometido un error tecnológico o que se trata de errores de los gobiernos, en otras palabras, son desastres provocados por el hombre.

En el antiguo Japón la política se llamaba matsurigoto, que significa culto por los dioses. Por eso los emperadores eran también jefes religiosos y adivinos. Pero hoy en día los problemas políticos son tratados como cuestiones ideológicas y de organización política. Pienso que una civilización moderna como esta es fantástica como sistema práctico de vida, porque los problemas de nuestra subsistencia deberían ser resueltos en el campo de los instrumentos para vivir.

Todavía hay algunas personas que intentan resolver sus problemas cotidianos, como por ejemplo examinarse, evitar accidentes, la salud, los problemas familiares o el éxito económico, a través de la fe en una religión. Esto no es otra cosa que un residuo del pasado y este tipo de religiosidad tiene que desaparecer antes o después.

¿Podemos decir entonces que el hombre no tiene necesidad de la religión? Creo que no. Es verdad que en términos de subsistencia todas las cosas deben ser confiadas al desarrollo de los medios para la vida cotidiana, al desarrollo de la ciencia y de la civilización material. Pero el problema básico del hombre, el porqué de la vida, debe ser a partir de ahora la cuestión esencial de la religión.

Mientras más se desarrolle la civilización humana, o mejor, mientras más se desarrolle la tecnología del hombre, más simple será disfrutar de nuestra vida. Por otra parte si tenemos menos problemas materiales, nos sentiremos más vacíos y comenzaremos a pensar en el porqué de nuestra vida. Los seres humanos somos animales muy complicados y atormentados. Este fenómeno se ha generalizado mucho, muchas personas en países tecnológicamente avanzados se quitan la vida por que sienten esta especie de vacío. Se quitan la vida no por hambre o por cuestiones derivadas de las relaciones sociales, se suicidan porque han perdido el porqué de la vida y sienten este vacío existencial. Incluso entre estudiantes de escuela elemental y de escuela media hay tentativas de suicidio, me temo que suceda porque sienten el mismo vacío existencial. Aunque no muchos de ellos logran consumar el suicidio en el Japón moderno los jóvenes se han vuelto indiferentes y han perdido el entusiasmo por casi cualquier cosa. Considero que el vacío existencial es la razón subyacente a este fenómeno.

Mientras más rica es materialmente la sociedad, más perdemos el sentido de la vida y más percibimos espiritualmente este vacío. El desarrollo de la tecnología no puede curar este vacío existencial. Vivimos en una sociedad tecnológicamente avanzada y estamos cansados de la vida misma. Podemos intentar resolver nuestros problemas con computadoras o confiando en la psicoterapia y por un instante podemos sentirnos reconfortados, influenciados por la sugestión. Sin embargo antes o después nos volveremos nuevamente conscientes del problema existencial y sentiremos otra vez el mismo vacío.

Naturalmente es imposible volver al antiguo modo de entender la religión y volverse a Dios usando la plegaria para pedir ayuda. La religión entendida como “plegaria para pedir la ayuda divina” fue originada como respuesta al limitado poder de los primeros instrumentos del hombre. Pero hoy en día el vacío que sentimos está ligado al hecho de vivir con esos mismos instrumentos, es el vacío de la vida misma. ¿Cómo y dónde podemos encontrar una respuesta a ese vacío y al problema del significado de la vida en si? Este es el problema al que la religión autentica debe volverse a partir de ahora. Debemos evitar seguir considerando la religión como “plegaria para pedir la ayuda divina”.

Los hombres primitivos tenían la costumbre de rezar a Dios para resolver sus problemas, pero ahora estamos en condiciones de resolverlos con la tecnología. Es mejor definir claramente esas formas religiosas como religiones falsas o como creencias supersticiosas. Todavía hoy algunas religiones prometen la curación de las enfermedades, físicas o mentales, pero es obvio que para curarse es mejor dirigirse a la medicina o a la psicología; en vez de rezar para superar un examen para ser admitido en una escuela, es más constructivo intervenir políticamente para tener más escuelas; regularizar el tráfico sobre nuestras carreteras es más eficaz que rezar por la seguridad vial. Estas son las mejores formas para resolver los problemas y conseguir resultados. Es obvio que deberíamos intentar resolver todos los problemas prácticos de nuestra vida desarrollando una mejor tecnología. En otras palabras, cualquier actividad para intentar resolver con la plegaria los problemas cotidianos debe ser llamada, a día de hoy, superstición y no autentica religión.

¿Deberíamos entonces abandonar la religión? Yo creo que no. Hasta hace no mucho tiempo el límite del poder de los instrumentos utilizados para la vida práctica de todos los días se manifestaba en tanto que limitación de esos mecanismos. Pero, a medida que la vida se hace materialmente más agradable, el límite de los instrumentos se revela en tanto que vacío de la vida. La religión de ahora en adelante debe dar una respuesta al problema del vacío en la vida. En la era de la tecnología el significado de las religiones debe cambiar y tenemos que comprender claramente que la religión autentica se hará cada vez más importante en el futuro. ¿Pero qué es esta religión autentica que apenas hemos mencionado? Aquí encontramos el significado del zazen de Dogen para el mundo de ahora en adelante. El zazen de Dogen es, por usar una expresión japonesa tradicional, busso shōden no zazen (“el zazen correctamente trasmitido por los Budas y Patriarcas”) o “el zazen como el Dharma de Buda correctamente trasmitido”.

Pero aquí surge el problema, si bien términos como Buda y Patriarcas son de uso corriente, los japoneses de hoy en día están poco dispuestos a aceptar zazen. Pienso que asocian el término Buda con la actividad de las escuelas budistas japonesas tradicionales y por eso tienen la sensación de algo “rancio” cuando escuchan esta palabra. En el pasado las organizaciones budistas japonesas se alejaron de la esencia de las enseñanzas del Buda y han estado muy involucradas en actividades esotéricas, considerando que estas eran medios válidos para enseñar a las personas.

Lo que Dogen entiende por Dharma de Buda y lo que yo estoy intentando explicar no tiene nada que ver con lo que las organizaciones budistas han hecho. Lo que debemos buscar es la esencia de las enseñanzas de Buda, y el Dharma de Buda correctamente trasmitido.

En el próximo capítulo hablaremos de cómo la correcta trasmisión del Dharma de Buda es la base del zazen de Dogen.

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